Recuerdos. Alberto Jaramillo y Neruda.

lunes, 21 de abril de 2008

Las actividades de aquél año de 1979 lo habían sido en medio de un invierno de esos antiguos inviernos: lluvioso, frío y oscuro. Una vez al mes, a lo menos, el profesor Alberto Jaramillo, gran maestro del castellano (bien te acepto también español) nos llevaba a la sala de audiovisual del gran Colegio. Era una ocasión que nos gustaba porque en subir un piso y caminar una cuadra, a veces fácilmente capeábamos unos 10 ó 15 minutos de clases, entre los primeros y los últimos en llegar.
La Sala era manejaba –en oportunidades- por el enmarañado y siempre enojado director de la Banda de Guerra, que fuera también encargado de la Biblioteca, vitalicio inspector (s) y “profesor/ha/cargo/de/un/curso/sin/profesor/por/una/hora/de/clases” Para él nada era simple y toda realidad comenzaba y terminaba en una orden perentoria en que se conjugaba el hacer y el no hacer. ¿Te acuerdas de su nombre? Yo tampoco. Pero no importa, porque estoy viendo su pelo gris y su frente en la cual competían todas y cada una de las arrugas de frente del mundo, parecía como que se disputaban un lugar, queriendo estar en primera fila.
Jaramillo, con su calmada voz que parecía inspirada en no querer agraviar a las sagradas musas (que profanos fuimos algunos) habitantes de otros mundos, nos decía que escucharíamos el Canto General de Neruda. En esos años casi un acto revolucionario. Entonces bajaba la luz y proyectaba una cinta blanco y negro en que el Gigantesco y Pequeño Bardo caminaba entre olas y rocas; aún resuena su palabra entre guijarros celestiales, capitanes ecuatoriales y versos salpicados de ajo, carbón y de amor y muerte. Yo tampoco me daba cuenta que asistía a un acto solemne. Pero siempre recuerdo a Jaramillo y sus discos de vinilo con la voz monocorde de Neruda. Después el poeta asumió otros significados y se le canonizó civilmente, pero en aquellos años, hacía sólo poco que en la Isla Negra había muerto en medio de la muerte.
Y parafraseándolo con su “El Libro de las Preguntas” ¿En qué estará el poeta? ¿Tomando el mejor de los tintos y comiendo el más siniestro patache… junto a sus pequeños dioses: Stalin y Lenin? ¿O estará arrancando por toda la eternidad de sus mujeres engañadas las unas con las otras?
Alberto Jaramillo y sus enseñanzas sobre el lenguaje y la sabiduría. Su lucha por la lectura, su ejemplo de hombre y maestro nos acompaña hoy.
Entre tanto recuerdo...era el señor Valencia...el Director de la Banda de Guerra.

2 comentarios:

Aponcho dijo...

Enrique
Me queda claro cuan aventajado eras de las clases del profe...
Bellas palabras. Te felicito.

Unknown dijo...

Que lindo es ver como multiplicaste el talento que Dios te regaló....
Lindas palabras y profundos pensamientos.
JP Acuña